¡¡ATENCIÓN!!
En este post se muestran IMÁGENES DE CADÁVERES que pueden herir la sensibilidad, así como una detallada descripción de los asesinatos. Tenlo en cuenta.
ASESINATOS CANÓNICOS
Se denominan así a los cinco asesinatos que se atribuyó a Jack el Destripador. Las víctimas fueron cinco mujeres, todas prostitutas, de los barrios pobres de Whitechapel:
- · Mary Ann Nichols
- · Annie Chapman
- · Elizabeth Stride
- · Catherine Eddowes
- · Mary Jane Kelly
El
cuerpo sin vida de Mary Ann fue descubierto el viernes 31 de agosto de 1.888,
cerca de las 03:40 de la madrugada. La víctima había recibido dos cortes
profundos en la garganta, y el abdomen inferior había sido desgarrado con una
herida profunda e irregular, las cuales fueron realizadas con el mismo cuchillo
que la seccionó la garganta. No obstante, el análisis forense determinó que la
muerte fue por estrangulamiento. Este primer asesinato hizo que muchas miradas
se dirigieran hacia Whitechapel, en especial los Jueces del Tribunal del Caos que
ya habían dado sus primeros pasos para enviar a los Custodios del Orden, debido
a los casos de violencia que se habían desarrollado en Londres.
Pasados
ocho días del primer asesinato —sábado, 8 de septiembre de 1.888—, aparece el
cadáver de Annie Chapman. Fue encontrada a las 06:00 a.m. Al igual que la
anterior víctima, el cuerpo presentaba dos cortes en la garganta, con cortes
también en el abdomen. No obstante, el asesino había dejado el abdomen abierto
por completo y, después de un análisis forense más minucioso, se descubrió que
el útero había sido extirpado del cuerpo. Tras este terrible suceso, los
Custodios del Orden deciden trasladar un equipo a Londres, iniciando con ello la
investigación y poniendo en movimiento los engranajes del caso.
Isaac
y Abraham fueron quienes hicieron todas las intervenciones forenses, y desde el
principio supieron que aquellos asesinatos no podían haberse hecho por una
persona normal. De hecho, uno de los puntos fuertes con que contó el grupo de
investigación fue la Ofrenda de Victoria. Fue ella quien hizo un examen de las
prendas de vestir de las víctimas, e incluso de los propios cadáveres,
contradiciendo los principios de deontología policial. No obstante, y para
sorpresa de todos, no fue capaz de discernir nada del agresor. Tan sólo pudo
percibir el sufrimiento y el dolor de las pobres mujeres que murieron
cruelmente asesinadas. En seguida supieron que no se estaban enfrentando a un
simple psicópata, si no que se trataba, probablemente, de un Detractor del Caos. Desde aquel instante se activó una exhaustiva vigilancia de las zonas con
alto riesgo, controlado por Jarvis y sus espías en los barrios bajos.
No
obstante, el 30 de septiembre del mismo año, alrededor de las doce de la
medianoche, Annabelle comenzó a sufrir unas extrañas convulsiones, hecho que
nunca antes había sufrido. Tras perder la consciencia y desmayarse en el suelo,
la Oráculo entró en trance. La visión duró apenas un minuto, tiempo en el que
sus compañeros acudieron en su ayuda. Tras despertarse, Annabelle les narró lo
que había visto: el asesinato de otra mujer, con incisiones profundas en el
cuello. Desde aquel momento, el grupo de investigación tenía tan sólo una hora
para encontrar el lugar y, más importante aún, a la víctima. Tras realizar una
descripción y dibujar un <<retrato>> de la posible víctima, Mickel
y Jarvis iniciaron la búsqueda contactando tanto con policías como con
informadores para encontrarla. Nella sin embargo, se dedicó a utilizar sus
conocimientos en matemáticas y probabilidades para descartar posibles sitios o
lugares, en base a las descripciones del sueño que Annabelle la había
proporcionado.
Cuando
apenas faltaban 10 minutos para la una de la mañana, Nella y Victoria
descubrieron, basándose en los conocimientos de los barrios de Londres, el lugar
en el que probablemente se llevaría a cabo el asesinato: Dutfield´s Yat, muy
cerca de la calle Berner. El lugar estaba a unos 20 minutos en un trayecto normal
en carromato, por lo que Vurkol decidió salir corriendo de allí a toda
velocidad, haciendo uso de su poderosa Ofrenda. Por desgracia, Vurkol llegó
tarde. Desplomado en el suelo se encontró el cuerpo sin vida de Elizabeth
Stride, la cual tenía una incisión cortante en la arteria. Su vestido estaba
bañado por la propia sangre de la víctima, aunque el cuerpo no había sido
torturado ni descuartizado. El Custodio se dio cuenta rápidamente de lo que
aquello suponía.
Lo primero era que el asesino había detectado con antelación su presencia y por tanto le había dado tiempo a huir del lugar antes de poder terminar su horripilante trabajo. Y segundo, el calor corporal así como la fluidez de la sangre —sin coágulos aparentes— indicaba, sin lugar a dudas, que el agresor todavía se encontraba en las inmediaciones del lugar. Sin poder hacer nada por la vida de la pobre Elizabeth Stride, Vurkol salió corriendo por las calles adyacentes, para tratar de localizar al peligroso asesino. Por desgracia, la búsqueda fue en vano, y 45 minutos más tarde varios transeúntes encontraban el cuerpo sin vida de Catherine Eddowes, localizado en Mitre Square. El análisis forense arrojó luz sobre su deceso. Catherine, al igual que con las anteriores, había recibido un corte en la garganta y su abdomen también había sido abierto por una larga herida. Además, se comprobó que habían sido extraídos el riñón izquierdo y la mayor parte del útero.
Elisabeth Stride
Lo primero era que el asesino había detectado con antelación su presencia y por tanto le había dado tiempo a huir del lugar antes de poder terminar su horripilante trabajo. Y segundo, el calor corporal así como la fluidez de la sangre —sin coágulos aparentes— indicaba, sin lugar a dudas, que el agresor todavía se encontraba en las inmediaciones del lugar. Sin poder hacer nada por la vida de la pobre Elizabeth Stride, Vurkol salió corriendo por las calles adyacentes, para tratar de localizar al peligroso asesino. Por desgracia, la búsqueda fue en vano, y 45 minutos más tarde varios transeúntes encontraban el cuerpo sin vida de Catherine Eddowes, localizado en Mitre Square. El análisis forense arrojó luz sobre su deceso. Catherine, al igual que con las anteriores, había recibido un corte en la garganta y su abdomen también había sido abierto por una larga herida. Además, se comprobó que habían sido extraídos el riñón izquierdo y la mayor parte del útero.
Finalmente,
el 9 de noviembre del mismo año, se encontró el cadáver de Mary Jane Kelly,
tendido sobre la cama de su casa. Los forenses describieron aquel asesinato,
una vez terminada la autopsia, como el más atroz de todos ellos. El asesino se
había ensañado absolutamente con el cuerpo de la que fue considerada la última
de las víctimas de Jack El Destripador. Este había realizado un corte en la
garganta que llegaba hasta la columna vertebral y su abdomen había sido vaciado
completamente de órganos vitales. De hecho, el corazón nunca se encontró.
CONCLUSIONES
Por
desgracia, la investigación quedó inconclusa. Ni aun contando con las
portentosas habilidades de los Custodios fueron capaces de encontrar al autor
de los aterradores asesinatos. Todos ellos —contando sólo los canónicos— fueron
realizados durante los fines de semana, de madrugada. Casi siempre al final del
mes, o la primera semana del siguiente mes. De este hecho se deducen varias
líneas de suposiciones. Una de ellas establece que el Detractor autor de los
crímenes se trataba de una persona que muy probablemente realizaba algún tipo
de negocio comercial, repetido en el tiempo. El hecho de que los asesinatos
fueran en fines de semana daba a entender que viajaba todas las semanas, por lo
que debía tener un alto poder adquisitivo y económico. Se dedujo pues que Jack
El Destripador podía estar hospedándose en hoteles de zonas pudientes,
desplazándose después a su zona de <<caza>> para perpetrar los
asesinatos. Esto se tuvo en cuenta, ya que Mickel Jackerson ordenó vigilar, investigar y revisar la documentación de
todos los hoteles y hostales de las zonas de alrededor de Whitechapel.
Con
respecto a la analítica de las víctimas según su orden de aparición, las
mutilaciones fueron cada vez más severas y lesivas, a excepción del asesinato
de Elisabeth Stride, cuya mutilación fue interrumpida por el Custodio Vurkol
Radinov. Los análisis forenses de Isaac Slinworth y Abraham Samalet fueron
cruciales, pues, aunque los cuerpos también fueron analizados por otros médicos
forenses, fueron ellos los que pudieron disponer de los cadáveres durante más
tiempo y en mejor estado de conservación. En la ardua búsqueda de la verdad y
haciendo un análisis del <<modus operandi>> surgió la pregunta que
siempre se hace ante este tipo de sucesos: <<¿Por qué?>>. No había
un móvil coherente con respecto a los asesinatos. Si bien es cierto que
cualquier homicidio es considerado como un hecho horrible, se les hacía difícil
encontrar cuáles podrían ser las inclinaciones de Jack El Destripador para
realizar tales actos. Entendían que los homicidios solían tener una lógica de actuación:
un robo, una violación, una reyerta, una ajuste de cuentas, y así, un largo
etcétera de posibles hechos que pudieran justificar los asesinatos. Pero no fue
el caso. Para ellos simplemente mataba sin una causa aparente.
Pasado
un tiempo, durante una distendida conversación entre Nella Ricci y Abraham Samalet
surgió la idea que finalmente fue tomada como la más viable en relación a los
hechos acontecidos. Ambos coincidieron para tomar el té, y Abraham comenzó a
narrar sus vivencias y experiencias de cuando viajó a Sudamérica. De entre
todas las experiencias, Abraham le contó que ciertos insectos se veían atraídos
por el olor de las flores, en unos casos para diseminar el polen, o en otros
casos para comer, como la famosa planta carnívora. Y entonces se dieron cuenta
de que, sin querer, habían abierto una nueva línea de investigación que tal vez
podía ser viable. Los dos investigadores volvieron rápidamente con sus
compañeros y expusieron que el asesino tal vez estuviera motivado por algo más
primario e instintivo: comer. Sobre aquel espeluznante descubrimiento trazaron
una serie de especulaciones. Una de ellas fue que el asesino, Jack el
Destripador, asesinaba a sus víctimas para comerse partes de su cuerpo. De esa
forma se justificaba por qué nunca llegaron a encontrar ciertas partes de los
cuerpos, o por qué fueron extirpadas. Pero la idea principal, aquella que había
surgido de Nelli y Abraham tras su oportuna conversación, fue la que les
encaminó por el camino más lógico. Todas las víctimas habían sufrido el más horripilante
de los miedos en el momento de los asesinatos, por lo que sus cuerpos se
quedaron impregnados de <<la Esencia del miedo>> como lo
denominaron. Sus cuerpos se vieron afectados por esos hechos, de tal modo que
el asesino devoraba los trozos de carne humana impregnada de aquella esencia. A día de hoy se sabe que la reacción del miedo
viene acompañada por la generación de adrenalina en el torrente sanguíneo, una
hormona neurotransmisora que incrementa la frecuencia cardíaca, dilata los
conductos de aire y contrae los vasos sanguíneos. Por aquel entonces no se
tenía constancia de su existencia, pero el descubrimiento del fenómeno de la
<<Esencia del miedo>> ayudó a que en 1895 el fisiólogo polaco
Napoleon Cybulski lograra extraer ciertos extractos suprarrenales, dando con ello
los primeros pasos en el descubrimiento de la adrenalina.
Por
tanto, la conclusión a la que llegaron fue que Jack El Destripador se
alimentaba de ciertas partes mutiladas de sus víctimas después de hacerlas
sufrir un <<horror innombrable>> para poder saborear el propio
miedo que estas generaban. Esta especulación se hizo más fuerte tras analizar la
evolución de los asesinatos, cada vez más sádicos y sangrientos, como si el
asesino buscara un <<sabor>> más intenso o fuerte. Sin embargo, el
hecho de consolidar estas conclusiones de forma rotunda, no evitaron ocultar la
triste sensación de impotencia que todos llegaron a apreciar, pues nunca
lograron dar con el que se ha considerado como el más misterioso asesino en
serie de la historia del mundo contemporáneo, Jack el Destripador.
Durante
los siguientes años, el extraño equipo de investigación siguió trabajando codo
con codo en la resolución de numerosos asesinatos, algunos de ellos también
macabros, aunque finalmente sí fueron resueltos —de forma extraoficial—, gracias
a sus habilidades, logrando dar caza a todos los asesinos que los cometieron.
Algunos de estos asesinos fueron condenados y encarcelados y otros murieron al
enfrentarse contra los Custodios del Orden tras ser descubiertos.
No
obstante, en el año 2008 un grupo de científicos, todos ellos Descendientes del Caos, tuvieron autorización para acceder a diferentes objetos que formaron parte de
las pruebas que estaban todavía disponibles. De entre todos ellos destacaba
la ropa de las 3 últimas víctimas, aún con restos de sangre —la ropa de las 2
primeras víctimas se perdieron al incinerar los cadáveres—. Las modernas
técnicas de análisis forense mostraron que los restos de sangre de las 3
víctimas pertenecían a personas con genética muy poderosa, con las mismas
características que podría tener un Descendiente del Caos. Este descubrimiento arrojó
luz a la hipótesis que en su día establecieron los ocho investigadores de
nuestra historia. La nueva idea daba a entender que muy posiblemente Jack el
Destripador atacó a sus víctimas porque sabía que eran Descendientes del Caos,
o que podrían haberlo sido de haber desarrollado sus Ofrendas. Estas
deducciones tenían una base sólida con respecto al hecho de que Jack el
Destripador siempre focalizaba su atención en el útero de las mujeres, órgano
donde supuestamente <<nace>> la Ofrenda de las Descendientes. Por
desgracia, este hecho tampoco puede establecerse como prueba irrefutable, ya
que no se pudo hacer el análisis de sangre de todas las víctimas.
Como
dato curioso, cabe mencionar que las anotaciones escritas por los ocho investigadores
que se enfrentaron en aquella época contra Jack el Destripador, sus entrevistas
a testigos, análisis forenses, pruebas físicas, así como fragmentos de sus
diarios privados, se encuentran a día de hoy ocultos en las entrañas de la
Biblioteca Británica de Reino Unido, y cuya protección corre a cargo de los
Custodios del Orden.
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